Necesito la mirada
de unos ojos que me quieran
las palabras de consuelo
de quien de verdad las tenga;
porque las mentiras
desengaños y decepciones
forman parte de una vida
que la vivo a trompicones.
Necesito confianza
pues la perdí en el camino
donde fui en busca de un destino
que me vomitó en la cara;
dejándome hecho un ovillo
como si un gato con el jugara
que para quitar estos enredos
tengo que descoserme el alma.
Necesito quien la remiende
porque yo ya no puedo
usé jirones de mi piel
y casi no me queda pellejo;
y casi no me queda razón
y casi, solo casi, ya no me quejo.
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