Se me ha secado el alma
de tanto como te he dado
por todas las lágrimas que he derramado
cuando tu cuerpo era mi calma.
Se me encallecen las manos
de tantas caricias ausentes
por tu piel tan diferente
a como era hace años.
Lástima de esos besos
que ya no saben a nada
la saliva que me dabas
se secó hace ya tiempo.
Y por tantas miradas lascivas
nos quedamos los dos ciegos
el veneno de los celos
propició nuestra partida.
Se me ha secado el alma
ya no encuentro consuelo
pues es verdad que te quiero
y te vas sin decir nada.